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Líderes políticos, ¿por qué no conectáis con el talento?

Artículo de Eduard Alcaraz Espriu, Presidente de feliciCat.

Es tiempo de elecciones en Cataluña. Por este motivo, desde feliciCat, como organización apolítica e independiente, hemos considerado oportuno escribir este artículo para remarcar un aspecto que consideramos importante para el presente y futuro del bienestar de nuestro territorio. Hablamos de las oportunidades que los líderes políticos están dejando escapar, para atraer y fidelizar al talento más joven, legislatura tras legislatura. Su discurso sigue sin conectar con el que será la principal fuerza laboral del país a corto plazo.

Es cierto que todos estamos conviviendo en un escenario incierto y volátil, donde la felicidad y el bienestar están “bajo mínimos” tanto a nivel empresarial como en los hogares, pero la covid-19 no debe que ser excusa para no dar prioridad a otros objetivos que marcarán nuestro futuro más próximo como sociedad.

Hace unos días me dirigía al trabajo, cuando una publicidad de una importante entidad bancaria me impactó. La creatividad mostraba el siguiente mensaje: “La educación es lo único que nos da esperanza”. Leerlo me hizo reflexionar, no sólo sobre lo que queremos que las generaciones actuales y futuras aprendan, sino del CÓMO y A TRAVÉS DE QUIÉN queremos que lo aprendan y lo integren.

Desde feliciCat estamos convencidos que los líderes políticos deben ser piezas clave en un tablero donde se está jugando una dramática partida. La partida que determinará el valor que aporta cada país en el mundo así como el “grado de utilidad” tienen sus habitantes.

¿Son conscientes los líderes políticos que en el siglo XXI está naciendo una nueva clase social llamada “El hombre/mujer inútil”? Una clase social que como argumenta el historiador, escritor y profesor Yuval Noah Harari será «inempleable» dado que muchas de las habilidades que poseemos y tareas que realizamos, habrán sido desafiadas por la tecnología, y hablando en propiedad, por la inteligencia artificial.

Un/a líder político debería que leer el libro “21 lecciones para el siglo XXI” para hacer el update necesario para afrontar todo “lo que nos viene encima” y erigirse en el/la líder que necesitamos. Si los líderes políticos y sus equipos no priorizan la innovación y siguen sin tener en cuenta los consejos de los expertos que nos llevaría a poder integrar al máximo número de personas en el mercado laboral en plena “revolución tecnológica”, la “fuga del talento” a otros países no se detendrá, y por tanto, la devaluación de todos y cada uno de los sectores que hacen funcionar el país, también.

Una sociedad sin talento es una sociedad que no puede ser útil, y por tanto verá disminuido progresivamente su bienestar, y seguidamente, el grado de felicidad de cada una de las personas que forman parte.

Cualquier líder político, tendría que representar los valores de todas las generaciones de un territorio, y desgraciadamente son muy pocos los que generan confianza en la población, especialmente a los centennials y millennials, que son y serán la principal fuerza laboral del territorio.

En una sociedad donde la política tiene un seguimiento y desidia decreciente (un estudio publicado por el CIS indica que el 60% del conjunto de los españoles reconoce que la política no les interesa), los líderes políticos deberían tener en cuenta las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos y de las empresas (situación sanitaria aparte) para poder recuperar su confianza. El paro, la fuga del talento a otros países y falta de inversión en I+D, tienen que empezar a ganar protagonismo en sus discursos y aportar soluciones con iniciativas tangibles.

Mientras los líderes del ámbito empresarial hacen lo posible para atraer y fidelizar el talento, los líderes políticos (y los medios de comunicación que se los dan cobertura), dedican la inmensa mayoría del tiempo a defenderse de las críticas que reciben, y no a promover acciones innovadoras y ambiciosas pero realistas, en materia de bienestar social, económico y laboral.

Más allá de los sueldos bajos y coste elevado de la formación, la “fuga del talento” también es el resultado de crisis económicas y políticas. Esta inestabilidad provoca que las dinámicas laborales de las personas que quieren “hacer carrera” en nuestro territorio también se vean afectadas.

BASTA YA de centrarse en generar debate en aspectos no trascendentales de nuestro futuro.

BASTA YA de perder oportunidades de potenciar el gran talento que tienen nuestros jóvenes (y no tan jóvenes). Proporcionad herramientas para crear un entorno más colaborativo, más innovador, más tecnológico y sobre todo más humano, en el que la empatía y el interés común estén por encima de todo.

BASTA YA de palabras. Queremos hechos. Mucha más inversión en innovación, más accesibilidad a una educación STEMA, que potencie más si cabe la inclusión de estudiantes del sexo femenino. Fidelizad a nuestra juventud con un plan ambicioso para conectar de una vez por todas con ellos y hacerles saber que los líderes políticos creéis de verdad ella.

¿Cómo querríamos que fuera un líder político del año 2021, que ayudara a fomentar el bienestar emocional de la sociedad que representa, conectando así con la fuerza laboral que nos sustenta?

• IMAGINATIVO/VA & INSPIRADOR/A: Un líder político debe poder imaginar cómo quiere que sea la sociedad que representa de tres a cinco años vista, demostrando proactividad para adaptarse a los nuevos escenarios (entorno VUCA).

• ESTUDIOSO/A: Ser una persona estudiosa, que investigue para adquirir el sentido de la anticipación.

• SOSTENIBLE: Abanderar las políticas para afrontar con las máximas garantías los efectos del cambio climático. Los líderes políticos son personas que tienen un gran poder de decisión para conseguir cambiar la tendencia actual y poder disminuir aspectos tan vitales como los niveles de contaminación y promover una generación de hábitos más saludables y sostenibles en las prácticas de todos los sectores y ámbitos del país.

• PROMOTOR/A DE LA CULTURA DE LA FELICIDAD: Una persona que fomente el bienestar y busque la felicidad del colectivo que gobierna, sabiendo que nunca “llueve al gusto de todo el mundo”.

• DEMOCRATIZADOR/A DEL CONOCIMIENTO: Adoptar las políticas que permitan el acceso a la educación y las tecnología a personas y empresas.

Todo ello no puede ser una utopía, debería ser real. La actitud y los discursos de personas tan influyentes debe cambiar.

En ningún caso estamos hablando que la solución sea un gobierno tecnócrata (de técnicos), pero necesitamos líderes políticos que conecten con quién, a través de sus conocimientos, nos harán grandes como país, sea cual sea la generación a la que pertenezcan.

Líderes políticos, os necesitamos más que nunca a la altura de la situación actual. 

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