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¿Pueden las teorías de la neurociencia del aprendizaje ayudar en el bienestar de nuestros empleados?

Quédate y en el siguiente artículo te lo contamos: nos preguntaremos qué relación tienen los modelos neurocientíficos con la felicidad para una empresa.

Artículo realizado por David Carrilero Tarragona.

Con frecuencia, el término de “neurociencia del aprendizaje” suele asociarse exclusivamente al campo educativo, sobre todo con docentes y niños, pero muchas de las investigaciones se han realizado con una muestra adulta e incluso de tercera edad, lo cual puede ser aplicable hacia todas las personas y, en este caso, llevarlo hacia el terreno empresarial.

Para una empresa, aplicar un desarrollado plan estratégico de Marketing que esté en consonancia con su filosofía es primordial, pero tener un buen plan pedagógico es una inversión a largo plazo. La predisposición de nuestros empleados puede versar en distintos aspectos, uno de ellos, según los últimos estudios en neurociencia, es la “mentalidad de crecimiento”, en el cual se tiene la conciencia abierta a saber que puedes aprender cualquier cosa independientemente de la edad que se tenga.

Así pues, para poder realizar una respuesta coherente, se ha hecho un análisis de algunas de las teorías más relevantes del campo neurocientífico del aprendizaje que pueden estar estrechamente vinculadas al correcto desarrollo del bienestar del trabajador para así poder tratar de comprender cómo influyen en la felicidad de las personas que forman parte de una empresa.

En primer lugar, el impacto de los resultados de la investigación de Rosenthal, R. y Jacobson, L. supone que el denominado “Efecto Pigmalión o Profecía Autocumplida” se convierta en una herramienta psicológica formidable para influir en las personas y producir efectos trascendentales en nuestras expectativas.

Este efecto, produce un condicionamiento en las otras personas si depositamos nuestras creencias personales sobre los demás. Si los trasladamos al bienestar organizacional, es un factor importante para tener presente, pues se detectan los pensamientos que se tienen sobre los distintos trabajadores.

Pero ¿de qué se trata la mentalidad de crecimiento? Y, ¿cómo puede beneficiar esto en los trabajadores?

Según la psicóloga estadounidense Carol Dweck, investigadora y profesora de la Universidad de Stanford, su principal aportación al mundo educativo es que existen dos tipos de mentalidades:

1.     La mentalidad fija: se asocia a aquellas personas con creencias de que la inteligencia es algo innato, fijo y que no puede variar a lo largo de la vida. 

2.     La mentalidad de crecimiento: significa que las personas creen que sus habilidades pueden mejorar y desarrollarse. Así pues, el cociente intelectual no define tus capacidades y aptitudes.

Además, la mentalidad de crecimiento se trata de aceptar la dificultad y el fracaso, adoptar un enfoque distinto de las barreras y verlas como una oportunidad de aprendizaje, porque ¿quién no se ha equivocado alguna vez en su trabajo o en la escuela?

También se trata de considerar a las personas que nos rodean con una mirada colaboradora, donde podemos crecer y aprender de ellos. Pero hace falta un aprendizaje adecuado y motivación para poder tener una mentalidad de crecimiento.

Adquirir este tipo de mentalidad supone “despertar” a las personas hacia la curiosidad y se centren en su proceso de aprendizaje y descubrimiento donde aprender se convierte en una aventura para el desarrollo personal.

En este sentido, se fomenta un espíritu denominado en educación ‘formación permanente’, ya que, tanto en el mundo laboral como en la vida cotidiana, aprendemos constantemente de las diversas circunstancias que se nos presentan y, por ello, formarnos para mejorar a lo largo de la vida juega un papel imprescindible en nuestra educación.

Entrevista a Carol Dweck por el banco BBVA acerca de la “Mentalidad de crecimiento”.

Como podremos observar hay una sintonía entre el efecto Pigmalión y la mentalidad de crecimiento que nos van a ayudar a beneficiar a mejorar el bienestar de las personas. Dicho esto, hay ciertas frases que deberíamos evitar decir a los trabajadores y compañeros:

–       “Ya te he dicho varias veces que hagas esto”

–       “Trabajas muy lento”

–       “Lo has hecho muy mal, es demasiado complicado para ti”

–       “Me ha pasado esto, siempre nos tiene que pasar a nosotros”

En estas frases anteriores, vemos que existen expectativas negativas sobre la otra persona, lo cual favorece la aparición de una baja autoestima, falta de motivación y creencias perjudiciales sobre uno mismo. Se centra sólo en el error.

Más bien se debería decir algo así:

–       “¿Qué tal vais de trabajo? ¿Os ha dado tiempo a hacer lo que os he pedido?”

–       “Ánimo, sé que puedes hacerlo mejor”

–       “Me ha ocurrido esto, ¿qué podríamos hacer para solucionarlo?”

–       “Aún no te sale, pero aprenderás a hacerlo”

En éstas, vemos que se destacan los aspectos positivos lo cual permiten aprender de los errores para mejorar. Se refuerza lo positivo para hacernos crecer.

 

Por otra parte, a través de los tipos de mentalidades, Jo Boaler trata en su libro “Mente sin límites. Aprendizaje sin fronteras” diversos puntos que abordan, entre otros, la colaboración entre individuos. En los resultados de diversos estudios se recalca la importancia de las relaciones interpersonales, reuniones y trabajos en grupo, pues son un espacio enriquecedor que favorece a un mayor rendimiento y creatividad, y por ende el bienestar organizacional.  Del mismo modo, el conocido neurocientífico Daniel Siegel comparte que las relaciones con los demás desarrolla el cerebro si intercambiamos información e influimos en los demás de alguna manera.

Y, entonces ¿qué implica que exista colaboración y bienestar para la empresa? 

Juan Carlos Cubeiro explica que si una empresa refuerza los vínculos emocionales de los trabajadores atrae a gente feliz y, por lo tanto, a clientes “felices”. En suma, si una empresa no cuida el bienestar organizacional para que sus empleados sean felices, se pierde su atractivo y no capta personas felices.

Muchas personas tienen la creencia de que si trabajasen más duro serían más felices (aplicable a diversos objetivos personales), pero la realidad es que se trata de un pensamiento regresivo. Por el contrario, cuando se tiene la mentalidad de crecimiento, te conviertes en alguien positivo, cooperativo, comprometido y responsable en diversos ámbitos.  

En conclusión, los líderes de la actualidad deben pensar en la felicidad laboral y personal de sus trabajadores: la mentalidad de crecimiento y el efecto Pigmalión, las relaciones interpersonales y la conciencia colaborativa son herramientas útiles para fomentar un espíritu alentador por la búsqueda incesante de la felicidad en las personas.

 

Todos anhelamos ser felices en la vida y qué menos que serlo dentro de nuestra empresa.

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