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5 consejos para contribuir a la autorrealización en el entorno laboral.

La sociedad avanza y evoluciona, sólo hay que mirar atrás para ver cómo la moral, las necesidades y las normas ya no son las mismas que hace diez, cincuenta o cien años. ¿Quieres conocer algunos consejos que pueden contribuir a la autorrealización de los empleados?

Un constructo social que hace referencia a esta evolución y que nos sirve para ilustrar este fenómeno, es la felicidad. La felicidad, aunque es un concepto atemporal, se ha convertido actualmente en una de las máximas para nuestra sociedad. ¿Esto es casualidad? ¿Se trata de una emergencia fruto del azar o es la consecuencia lógica de haber satisfecho unas necesidades previas que guían emocional y fisiológicamente las personas?

Abraham Maslow ejemplifica muy bien este fenómeno, se trata de una teoría psicológica de su tratado «Una teoría sobre la motivación humana«. Este argumenta que el ser humano actúa para satisfacer sus necesidades. Maslow clasificó estas necesidades según niveles de prioridad y dio una solución gráfica conocida por todos, la pirámide de Maslow.

  • En el nivel más bajo existen las más básicas, las relacionadas con la supervivencia, las fisiológicas, comer, dormir, beber…

  • En el segundo nivel nos encontramos las que están relacionadas con la seguridad personal, la física, la laboral a nivel ingresos para poder vivir, seguridad familiar…

  • En el tercer nivel nos encontramos la afiliación, todo lo que se relaciona con afecto, amistad, intimidad sexual, intimidad de pareja, aceptación social … sentirte parte de un grupo.

  • En el cuarto nivel se encuentra el reconocimiento, las metas personales, la independencia financiera, el éxito, confianza, reputación…

  • Y por último, en el quinto nivel nos encontramos las necesidades de autorrealización cuando se ha llegado a un alto nivel de crecimiento personal y de aceptación personal, se trata de dar respuesta a nuestra motivación innata de crecimiento, de aportar algo a la sociedad y encontrar un sentido a tu práctica vital.

Nos planteamos qué ha pasado para que en una sociedad como la nuestra, en la que anteriormente la felicidad no era un objetivo, ahora no sólo lo sea sino que, además, guía completamente nuestra vida: se ha convertido en la estructura donde tejemos nuestras relaciones, proyectos, viajes, decisiones como dónde vivir, al que dedicó la vida, como invertir tu tiempo, la administración de los recursos económicos…

Tomaremos como punto de partida la revolución industrial para analizar la evolución de la felicidad, tomando como base el ámbito laboral. Antes de este momento histórico tan relevante, los trabajadores no gozaban de derechos ni lógicamente de bienestar laboral. Estos mayoritariamente trabajaban en el campo en unas condiciones de dependencia y explotación vinculados a un señor feudal que les hacía sumisos; y los que conseguían trabajar en un gremio, dependían del acceso exclusivo que les facilitaba el monarca.

La revolución industrial animó a los trabajadores a migrar a la ciudad, a trabajar en las fábricas; por lo tanto hicieron un paso adelante, un salto de escalón en la pirámide. De cubrir las necesidades más básicas, a plantearse una seguridad, un salario mejor, unas condiciones más dignas … aunque obviamente nada tenía que ver con lo que actualmente conocemos como derechos sociales y laborales, supuso un punto de inflexión en cuanto a concepción del trabajador como ente productivo. En ese momento en que el paradigma empresarial empezaba a cambiar, en el que se sustituía la mano de obra por maquinaria y la productividad aumentaba de forma significativa, los trabajadores eran tratados como un recurso productivo más, sin tener en cuenta la variable emocional que siempre ha acompañado a cualquier ser humano, nos encontrábamos aún en un escalafón muy bajo de la pirámide, pero fue la base para la revolución que se viviría en los próximos años.

A medida que se ganaba en derechos y bienestar, gracias a las revueltas por parte de los trabajadores, del surgimiento de filósofos e ideólogos que teorizaban sobre paradigmas laborales, sobre la relación de la empresa con el trabajador… se iba dibujando un nuevo contexto en el que se propiciaba la búsqueda del bienestar en el ámbito laboral, cada vez ganaba más peso y ya no sólo importaba disponer de un sueldo con el que mantener a la familia, si no de unos derechos que permitieran el descanso, la jornada de 8h, la garantía por parte del patronato a un puesto de trabajo fijo, etc.

Las condiciones laborales en inicio del siglo XX llevaban a pensar a los grandes empresarios que los altos niveles de exigencia que se estaban viviendo podrían desmotivar a los trabajadores y por lo tanto esto se traduciría en una baja productividad. Los pioneros en cambiar el contexto laboral para aumentar el bienestar fueron los norte americanos como Ford y Taylor, que añadían iluminación, mejoraban el aspecto de los talleres … en definitiva el contexto era más agradable y podían corroborar con estos cambios , un verdadero aumento de productividad.

En los años 70 se introdujeron los horarios variables, la gestión individualizada del empleado, las comisiones, los premios, la polivalencia de las tareas, los trabajadores podían promocionar y ganar más dinero … estos incentivos ya ponían de manifiesto la importancia de la psicología aplicada al trabajo, se trata de utilizar incentivos que proporcionan bienestar para la productividad empresarial.

Actualmente la tendencia en bienestar laboral ya no sólo pasa por incentivar económicamente a los empleados, el paradigma actual está basado en el pico de la pirámide, en las posiciones más altas sobre las necesidades humanas. Hoy el modelo ha evolucionado de forma lógica hacia la búsqueda de la autorrealización, a sentirse parte de un grupo, aceptado socialmente, disfrutar de la actividad que se realiza, disfrutar de éxito. Ya hemos dejado atrás la necesidad únicamente económica y de seguridad, esta necesidad ya ha sido cubierta.

Como dice Comte-Sponville en una admirable síntesis de la filosofía epicúrea de la felicidad «Existe placer y alegría cuando deseamos lo que tenemos, lo que hacemos, lo que es. Existe placer y alegría, cuando deseamos lo que no nos falta«.

Esta máxima es la que actualmente rige o menos, nos gustaría que rige nuestra vida; cada vez más somos conscientes de la necesidad de sentirnos realizados en las tareas que llevamos a cabo, en nuestras relaciones sociales, en nuestro hogar, en la inversión de nuestro tiempo libre … buscamos de forma incansable esta paz y conexión emocional con todo lo que nos rodea y como es lógico, el ámbito laboral es uno de los pilares más influyentes en esta sensación de bienestar.

Por eso nos gustaría daros algunos consejos para contribuir en la autorrealización de cada una de las personas que forman parte de una organización:

1. Compartir valores: Creemos que cualquier persona que forme parte de una corporación debería compartir los valores que la forman. De esta manera será más fácil conseguir de forma natural la implicación y la comodidad de los empleados, ya que trabajarán en una estructura empresarial en la que creen y esto hará que se sientan con más probabilidad, parte del proyecto.

2. Tejer vínculos: Los humanos somos seres sociales, y si bien hemos oído muchas veces la frase «en el trabajo no se va a hacer amigos» es cierto que crear vínculos entre el equipo hace que las personas trabajen más cómodos, más contentas y sean más productivas. Ir al trabajo sabiendo que estarás en un clima de comodidad y aceptación crea una sensación de bienestar que repercute en el correcto desempeño del trabajo.

3. Toma de decisiones: Lógicamente el equipo directivo debe tomar constantemente decisiones que no pueden ser compartidas con el resto del equipo, esto retrasaría el funcionamiento empresarial y no sería eficaz, pero en la medida de lo posible, contar con la equipo para algunas tomas de decisiones, informar, hacerlos partícipes del camino que toma la corporación hace que el equipo se implique y se sienta responsable y parte del proyecto en mayor medida.

4. Escucha activa: Que los trabajadores sientan que son escuchados, que sus propuestas, quejas, necesidades se tienen en cuenta y no sólo existe una exigencia y unas normas, es un punto clave para el bienestar de los trabajadores. Que los empresarios puedan apremiar, escoltar las necesidades de cada uno, dar a cada uno lo que necesita, en definitiva tratar el equipo con equidad.

5. Beneficios sociales: Otro punto clave es cuidar de las personas, acciones como proporcionar una cuota de mutuas, hacer seguimientos de salud, facilitar servicios de guardería, ayudar con el kilometraje o transporte … son acciones que hacen sentir los trabajadores que «importan», que se cuida de su bienestar.

Como conclusión y teniendo claro que la sociedad avanza claramente hacia un paradigma donde los objetivos sociales y de bienestar serán la base estructural; las empresas, como instituciones sociales arraigadas en la sociedad y siendo donde se expresa de forma genuina el paradigma sociocultural contemporáneo, serían las encargadas de dar respuesta a esta evolución. Desde feliciCat trabajamos diariamente para que así sea y que esta transformación social tenga como apoyo principal, las corporaciones.

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