Afepasa, cuidando la agricultura en todo el mundo desde Constantí
Afepasa nació en el siglo XIX como distribuidor de azufre para el cuidado agrícola y hoy llega a más de cien países en los cinco continentes.
Artículo extraído de Viaempresa.cat y creado por Bernat Bella – Barcelona. 9 de junio de 2025.
Juan Pallarès Bosch era vendedor de barricas de vino y dirigía un negocio de sal cuando, durante un viaje a Estados Unidos —y habiendo aprendido la lección de la plaga de la filoxera— se alarmó por un nuevo hongo que atacaba los viñedos. Era finales del siglo XIX y decidió usar su molino de sal para elaborar azufre como protección para los campos agrícolas.
Así nació Azufrera y Fertilizantes Pallarès, que más de 130 años después sigue en manos de la misma familia y continúa fabricando productos desde Constantí para cuidar cultivos en más de cien países de los cinco continentes, convirtiéndose en un referente en el mundo de la viticultura.
Pioneros en una tierra agrícola
Manel Montaño, actual director general de Afepasa, señala que la familia Pallarès fue de las primeras en elaborar y distribuir azufre para la protección de cultivos, ganándose un lugar destacado en el sector vitivinícola catalán. Desde el inicio, han mantenido una visión industrial: “El concepto del fundador era crear una fábrica. En aquella época, era lo habitual. Pero hoy seguimos igual y hemos invertido once millones en una nueva fábrica, aunque podríamos importar el producto desde Asia o Latinoamérica.”
Este ADN industrial es uno de los valores que ha marcado el camino de Afepasa hasta hoy. “El primer valor que nos define es que somos industriales. El segundo es la proximidad. Siempre hemos sido una empresa familiar y cercana”, enfatiza Montaño.
La fuerza del azufre
A principios del siglo XX, Afepasa ya había entrado en el mercado del sur de Francia. El azufre agrícola fue durante décadas el pilar de la empresa, y para los años 80 ya se había consolidado en la península ibérica. Sin embargo, también se había abierto camino en otros sectores industriales que necesitaban azufre, como la metalurgia o el caucho. No obstante, el siglo XX fue principalmente de mantenimiento del mercado y del producto.
Montaño: “Cuando sales fuera, te das cuenta de que no eres ni el mejor ni el más guapo”
Con la llegada del siglo XXI, Afepasa quiso dar un paso adelante y apostó decididamente por el crecimiento. La estrategia se centró en dos vías: internacionalización y diversificación, que iban de la mano.
“Nos dimos cuenta de que no podíamos depender solo de tres países”, recuerda el director general.
Al expandirse internacionalmente, también vieron que no podían hacerlo solo con un producto —el azufre—:
“Nos faltaba catálogo y prestigio.”
“Cuando sales fuera, te das cuenta de que no eres ni el mejor ni el más guapo, y tienes que hacer cosas diferentes y nuevas”, reflexiona Montaño. Así lanzaron dos nuevas líneas que han crecido de forma exponencial: primero los bioestimulantes, y después los microorganismos. Todos enfocados a la protección y nutrición de cultivos.
Inversiones millonarias y grandes retos
No ha sido un camino fácil y ha requerido una inversión significativa y continua en investigación y desarrollo de nuevos productos. Tampoco fue sencillo a nivel organizativo:
“Fue extremadamente complicado pasar de una empresa que nunca había exportado a hacerlo a más de 100 países.” Montaño recuerda que fue un proceso duro tanto para la empresa como para su cultura interna.
Las cifras hablan por sí solas: en quince años han pasado de 25 a más de 100 empleados y de 6 a 25 millones de euros en facturación. “Para lograr ese tipo de crecimiento, se necesita gente muy joven, y eso es complicado”, admite el director general. Los bioestimulantes han sido los que han impulsado esta gran expansión, y los microorganismos serán la palanca para continuarla. Aun así, el azufre sigue representando hoy el 70% de la facturación de Afepasa.
El boca a boca internacional
Los bioestimulantes son sustancias o microorganismos que estimulan los procesos naturales de las plantas, optimizando la absorción y asimilación de nutrientes, aumentando la resistencia y mejorando sus características. Pero Montaño añade otro factor clave: “Ofrecen la seguridad de que cumplen lo que prometen. Y, por desgracia, el agricultor no está acostumbrado a esa garantía.”
Australia, Brasil o Sudáfrica son solo algunos ejemplos de países a los que Afepasa exporta sus productos elaborados en Constantí. Y, contrario a lo que podría pensarse, la mayoría de sus clientes son agricultores pequeños y medianos:
“Somos más de boca a boca, de pequeños clientes que confían en nosotros.”
La tenacidad de la gente joven
Para el director general, su actitud y el hecho de ser una empresa familiar les aporta un valor añadido:
“Aportamos flexibilidad, adaptación y cercanía con el cliente. No hacemos las cosas por teléfono, sino cara a cara.” Todo ello genera “confianza”. También destaca la “tenacidad” que aporta un equipo formado por mucha gente joven.
Y una apuesta firme por la fabricación propia y local: “La fábrica da dolores de cabeza cada día, pero a la larga te da control de calidad y de todo el proceso.”